Un comercio que acepta pagos con tarjeta le está simplificando la forma de pago al cliente, otorgándole simpleza en el proceso de compra, comodidad y una mayor confianza.
Un comercio que acepta pagos con tarjeta le está simplificando la forma de pago al cliente, otorgándole simpleza en el proceso de compra, comodidad y una mayor confianza.
Al pagar con tarjeta, el cliente puede financiarse y comprar productos de alto valor sin tener que disponer del dinero en efectivo. Esto provoca un crecimiento en el valor de la venta promedio ya que las personas gastan más dinero cuando no se ven limitadas por el efectivo que tienen a mano.
Permite al comercio capturar aquellas ventas espontáneas, no premeditadas. Al pagar con tarjeta, el cliente recién abonará la compra a fin de mes y no necesita haber pensado en llevar cierta cantidad de dinero. Si tuviera que ir a un cajero y después volver al comercio, puede ser que lo piense de nuevo y que termine sin realizar la compra.
Brinda seguridad al comprador y al vendedor ya que no es necesario cargar grandes montos de efectivo. Al pagar con tarjeta, el comprador no necesita llevar el efectivo y el vendedor no va a tener que almacenarlo en caja, reduciendo la posibilidad de que sea robado, extraviado o que algún billete resulte ser falso.
Aceptar tarjeta le da la posibilidad al comercio de participar en promociones con distintos bancos y tarjetas, brindándole mejores propuestas a sus clientes, aumentando la cantidad de clientes potenciales y optimizando la competitividad del comercio frente al resto.
Resulta beneficioso para el cliente que el comercio acepte pagos con tarjeta de crédito y débito, ya que facilitarle este medio de pago, aumenta significativamente las ventas y brinda profesionalismo al negocio y lo vuelve mucho más competitivo.
Al vender con tarjeta, el comercio le permite al cliente hacer el pago en cuotas. Esto reduce notablemente el impacto de la compra ya que puede dividirlo a lo largo de varios meses.
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Cuit
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